El presidente de
Estados Unidos, Joe Biden, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von
der Leyen, anunciaron haber alcanzado un principio de acuerdo para mejorar las
condiciones del anterior “Privacy Shield” de modo tal de permitir que las
transferencias internacionales de datos personales entre Estados Unidos y los
países de la Unión Europea se realicen en un marco más seguro y confiable, salvaguardando
el derecho a la privacidad de sus titulares.
Los principales obstáculos que impidieron que los anteriores acuerdos fueran duraderos y efectivos, fueron las dificultades de Estados Unidos para garantizar que las actividades de inteligencia cumplieran con los estándares de necesidad y proporcionalidad exigidos por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea en el caso Schrems II, y la inexistencia de un mecanismo de reparación viable para los ciudadanos europeos que fueran víctimas de actividades de inteligencia ilegal realizadas por los Estados Unidos.